sábado, 6 de enero de 2007

Concepto de la obra

La Wikipedia define el término déjà vu (en francés «ya visto») como la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. Este término fue creado por el investigador psíquico francés Emile Boirac (1851-1917) en su libro L'Avenir des Sciences Psychiques, basado en un ensayo que escribió mientras estudiaba en la Universidad de Chicago. La experiencia del déjà vu suele ir acompañada por una convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de «sobrecogimiento» o «extrañeza». La experiencia «previa» es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado.


“Déjà Vu” es una serie de ciento noventa (190) fotografías low-file directas, espontáneas, tomadas en un mismo día cronológicamente con mi propio teléfono celular multimedia (de esos que tienen cámara de foto, reproductor de música mp3, agenda y editor de documentos, e-books, internet, juegos, y se sincroniza con la computadora personal) y que también serán expuestas y musicalizadas en el mismo teléfono celular que sirvió para tomarlas, en su amplia pantalla de 4.5 cm x 4.5 cm. La serie fotográfica – tomada a razón de 1 foto cada 3 minutos, promedio -- muestra en secuencia cronológica desde un punto de vista subjetivo las actividades realizadas a lo largo de la jornada.

Así, “Déjà Vu” remite a esa percepción de “haberlo ya vivido antes” – real e irreal a la vez -- amplificada por una sensación de monotonía y anonimato (tan típica del asalariado actual en centros urbanos, como yo) que se repite rutinariamente ad nauseum.

El procedimiento formal utilizado en la obra – el registrar de manera espontánea cada situación cotidiana con mi celular, y exponerlas a través del propio dispositivo tecnológico sin otra intermediación que la acción del espectador – refiere al utilizado en los “diarios íntimos” o “álbumes familiares”, pero cambiando la pluma y el papel de antaño por la tecnología digital, paradigma propio de la sociedad de consumo actual, en un intento de ampliar los sistemas de representación clásicos y de proponer nuevas morfologías dentro del debate estético planteado en la actualidad.

El lenguaje de la obra es autobiográfico e invita al espectador a “espiar” ese diario o álbum, digital no analógico. En un contexto contemporáneo, “Déjà Vu” podría emparentarse a los diarios fotográficos de la japonesa HIROMIX (que congela instantes cotidianos en el acto mismo.) Sin embargo, mi obra no es sólo visual, sino que está acompañada por los sonidos que escuchaba ese preciso día mientras registraba las fotografías (canciones mp3 bajadas de Internet y reproducidas en mi celular con auriculares). El espectador, entonces, podrá además de ver lo que hice, escuchar la misma música. Así, En algún momento, el espectador se topará con imágenes y sonidos que ya ha visto y escuchado momentos antes, como en un déjà vu.

“Déjà Vu” es una obra abierta, en desarrollo, con la inquietud de abordar la condición biográfica hacia algo más universal.